No hay nadie que le apoye y la verdad que es el propio jugador quien más difícil lo está poniendo. El galés es feliz en Madrid porque está alejado de su polémico entorno familiar (el de su esposa), le encanta la comida y el clima. España, para él, es el país ideal para jugar al golf. 

Bale sabe que poco le queda ya en España como futbolista y por eso ha decidido aumentar su pasotismo y desidia. Tiene más que amortizado que pocos minutos jugará de aquí a final de temporada, si es que los juega. 

Nadie cuenta con él, el Bernabéu hace tiempo que le pita en cuanto le nombran en el vídeo marcador. Pero lo más lamentable de todo es que Bale ya no respeta ni los horarios de los entrenamientos. En más de una ocasión el galés ha llegado tarde a entrenar y eso es injustificable. 

Bale se ha quedado solo. Es un caso perdido…