Esta derrota dolió mucho en el seno del equipo al igual que un ramplón empate en casa ante el Granada. Mientras tanto gran parte de la plantilla no tiene ni escusas para dar. El mismo Piqué solo pudo decir “es lo que hay”. Laporta no engaña a nadie y asegura no tener mucha capacidad de maniobra para dar un vuelco a la situación del club. 

Tras el mencionado partido ante el Bayern de Munich, que pasará a los anales del club como uno de los peores en Champions por el nivel de juego exhibido, Laporta se reunió hasta las 2 de la madrugada con la plana mayor de sus directivos y tratar el tema. 

La situación no es buena, hay máxima preocupación y Laporta, tras la marcha de las oficinas del club de su staff directivo de madrugada, siguió durante algún tiempo más pensando en soledad cómo arreglar el desaguisado que Bartomeu le ha dejado. 

Laporta no lo tiene nada claro y las probabilidades de convocar elecciones aumentan por semanas. Joan Laporta comienza a arrepentirse de haberse presentado a la presidencia del Barcelona. La tormenta sigue y no parece que vaya a escampar. Mientras tanto medita si echar a Koeman, una decisión que cuesta 12 millones de €, una cifra que el club no se puede permitir.